domingo, 23 de septiembre de 2012

Primeros carteles cinematográficos


Los primeros carteles cinematográficos datan del último tercio del siglo XIX. Aprovechando este avance, los hermanos Lumière se beneficiaron del uso del cartel para acompañar sus primeras proyecciones. El diseño de estos se lo encargaban a H. Brispot, Abel Truchet y, sobre todo, a Auzolle., autor que hizo probablemente el cartel más conocido internacionalmente del momento.

A partir de ahí, y gracias a su éxito, productoras como Pathé o Gaumont encargaron el diseño de los carteles a personalidades conocidas, así como también a artesanos. En esos años, debido a que lo que se preciaba era divulgar el cinematógrafo como tal, los carteles publicitarios tenían por encima de todo la función  de ilustrar el contenido de la proyección.

Muchas de estas pinturas –ya que eran todavía pinturas y no carteles publicitarios propiamente dichos- se convirtieron, con los años, en los grandes murales que poblarían las fachadas de los cines. Los primeros carteles tenían en su composición una mezcla diversa de elementos referentes a la película: fotos, textos escritos a mano, cuadros horarios y frases publicitarias.

Más adelante es preciso recordar carteles como los que la Gaumont encarga para la serie Fantomas, de Louis Feuillade; o los de las películas de David W. Griffith, preparados por la Biograph como, por ejemplo, Corazones del mundo.

A todo esto se le añadía la marca de la productora en cuestión, en uno de los ángulos del cartel, para darle prestigio de cara al mercado internacional.

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